Así es como evito que me desplumen si duplican o acceden a mi tarjeta bancaria
Los problemas de ciberseguridad acechan en cada esquina y que jueguen con tu dinero ya son palabras mayores. Para mí, esta estrategia que he puesto en marcha ha supuesto más que solo seguridad financiera; me ha dado paz mental.

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Teniendo en cuenta que ya todo lo que tenga que ver con tu banco está digitalizado, bien sea a través de la web o de la aplicación, uno de los problemas más recurrentes, aparte del desconocimiento de su uso, es la ciberseguridad.
Descubrir de repente un cargo en tu cuenta que no has hecho o que alguien desconocido ha solicitado una tarjeta o un crédito a tu nombre, por ejemplo, son sinónimos de que te han hackeado la cuenta del banco, y no cabe duda de que pocas sensaciones se equiparan a esa de angustia tan real.
Como ya conté en otro reportaje, esto es algo tristemente me ocurrió hace unos años. Accedieron a mi cuenta gracias a un problema con mi tarjeta y de repente vi como todos mis ahorros comenzaban a esfumarse. Tenía dos cargos en ASOS, uno por valor de 800 euros y otro de 500 euros. Ambos retenidos en mi cuenta.
Una vez que conseguí resolver este problema, aprendí la gran lección de andar con mil ojos en lo que a pasar la tarjeta por donde sea se refiere y, por otro lado, me di cuenta de que estaba cometiendo un gran error con los límites de extracción y compra de mi banco.
Así protejo mi dinero: esta es mi estrategia contra los ciberdelincuentes
Para tu conocimiento, muchas entidades ofrecen la opción de establecer límites diarios o mensuales para transacciones, tanto para retiradas de efectivo como para compras con tarjeta. Esta función, a menudo subutilizada, se ha convertido desde entonces en la gran baza a la hora de protegerme frente a potenciales problemas de seguridad.
La clave de mi estrategia ahora es simple, pero efectiva: establecer límites máximos que yo considere suficientes para no tener que estar cambiando cada dos por tres, pero seguros si ocurre algo.
Por ejemplo, antes de que ocurriese el incidente, yo tenía puestos ambos valores en 800 euros. Esto quiere decir que si alguien se hace con mi tarjeta puede hacer compras por un importe máximo de 800 euros. Lo mismo ocurre si acceden a mi tarjeta y PIN y quieren extraer dinero.

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Esto es fácilmente modificable. Si tienes dudas puedes directamente consultarlo con tu banco, pero si eres del Banco Santander, desde la web —no en la aplicación— puedes hacerlo. De esta forma yo he establecido un máximo para extraer de 100 euros, y para compras, bien sean online o en comercios físicos, de 200 euros —aunque en la imagen están cambiados—.
En algún caso he necesitado aumentarlo para algún regalo que he comprado por Amazon más caro, pero, una vez comprado, lo he vuelto a bajar, ya que solo van a solicitarte la contraseña que usas para autorizar transferencias.
Si ya quieres rizar el rizo y, por ejemplo, no sacas nunca dinero de tu banco, lo más óptimo es que lo dejes al mínimo que te permitan. Si es cero, pues cero. Lo mismo con tu tarjeta. Si sabes que no vas a hacer grandes compras semanales en supermercados y, por ejemplo, con 50 euros es suficiente, déjalo así.
Aquí al final la idea es asegurarse de que si alguien tiene acceso a tu tarjeta no va a poder hacer grandes compras. Bien es cierto que pueden hacer varias de 50 euros si así lo tienes establecido, pero para cuando ocurra la primera tú ya te habrás dado cuenta si se te notifica. Así por lo menos evitas que el primer susto te lo lleves viendo como desaparecen 800 euros.
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