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OpenAI está contra las cuerdas: la razón por la que los creadores de ChatGPT podrían tener los días contados

Solo en agosto, algunos importantes miembros de la empresa han abandonado el barco. Pero su incierto panorama no es lo que se dice nuevo. 

Sam Altam, CEO de OpenAI.

REUTERS/Carlos Barria/File Photo

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La inteligencia artificial está de moda. Raro es el día en que no sale una nueva noticia alabando su potencial para cualquier cosa, desde alcanzar la inmortalidad hasta dejar de trabajar (pero no de cobrar, ojo). Por supuesto, tampoco faltan los que ven en ella todo lo contrario: prácticamente el fin de la humanidad, con escenarios propios de películas como Terminator

Pero para bien o para mal, los culpables en gran medida de la popularidad de esta tecnología han sido OpenAI, los creadores del famoso ChatGPT. Siendo así, estarán viviendo un momento álgido, ¿no? Pues más bien, al contrario, su situación cada vez se vuelve más complicada, y Sam Altman parece estar contra las cuerdas, hasta el punto de que su futuro es incierto.

OpenAI, en una situación crítica

Para empezar, está el tema de su plantilla. Desde que el propio Sam Altman fuese despedido de OpenAI y luego prácticamente readmitido entre una situación de presiones extrañas, gran parte de los principales empleados de la empresa han abandonado el barco. Cargos tan importantes como sus expertos en seguridad o hasta el propio presidente. A veces, para irse a la competencia.

Está claro que el vaivén de personal es habitual, y más aún cuando se trata de una gran compañía tecnológica, pero OpenAI da la impresión de sufrir una maldición propia en ese sentido: todo el que se va acostumbra a hacerlo arremetiendo con fuerza contra su CEO, Sam Altman, o poniendo en duda algunas cuestiones tan fundamentales como la ética de su trabajo

Por si fuera poco, está claro que Sam Altman tiene bastantes enemigos, y que estos no son cualquier cosa. Quizá por una cuestión de rivalidad, el propio Elon Musk se pasa el día en los tribunales denunciando a OpenAI, principalmente por sus acuerdos con Microsoft. Teniendo en cuenta que el fundador de Tesla cree en la importancia de la IA, no les va a poner las cosas fáciles. 

Pero por si todo esto fuese poco, existe otro gran problema, esta vez práctico. Aunque probablemente ChatGPT sea todavía a día de hoy el sistema de inteligencia artificial más conocido y representativo entre los usuarios, hace tiempo que ya no solo no es el único, sino que difícilmente puede ofrecer algo que sus competidores no ofrezcan más o menos con el mismo nivel. ¿Hay pastel para todos?

Al borde de la quiebra

En cualquier caso, todos estos problemas que, en muchos casos, se han ido acumulando este verano, no tendrían por qué ser tan determinante si no fuese por una razón clave: los números no dan. OpenAI no deja de ser una empresa y, como tal, acumular pérdidas no garantiza un buen augurio. Sobre todo si, como señalan desde Business Insider, son de 5.000 millones de dólares anuales. 

Lo costoso de “alimentar” a sus modelos de lenguaje, la cada vez más dura competencia y un modelo de negocio no del todo claro, parecen apuntar a lo que cada vez más expertos vaticinan: si todo sigue igual, OpenAI seguramente no dure ni doce meses más. Y Sam Altman, contra las cuerdas. 

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Etiquetas: Inteligencia artificial